Despertar a Cleopatra
Escrito por David E. Sentinella   
martes, 15 de mayo de 2007
   A 50 kilómetros de Alejandría, un templo podría albergar el secreto mejor guardado de Egipto: las tumbas de Cleopatra y Marco Antonio.

La reina más famosa del Nilo y su amante, el general romano, verán la luz este año si no falla la intuición de un equipo de arqueólogos encabezado por Zahi Hawass, el director del Consejo Superior de Antigüedades de Egipto, que asegura conocer el lugar donde los amantes duermen su sueño eterno.
En 1922, la fiebre por la egiptología invadió medio mundo con el descubrimiento de la tumba intacta del faraón niño Tutankamón. Ahora, Hawass anuncia que 2007 no será menos. Además del sepulcro de Cleopatra, el jefe de los arqueólogos dice haber encontrado la momia perdida de una de las pocas faraonas que ha tenido Egipto, Hatshepsut, y ha anunciado también que en octubre revelará el secreto de cómo se construyó la Gran Pirámide de Keops.
Quien dijo que la capacidad de hacer varias cosas a la vez está reservada a las mujeres no conocía a Zahi Hawass. El arqueólogo es capaz de mantener una entrevista a la vez que despacha a sus secretarias, atiende el teléfono, revisa recortes de prensa y presupuestos y da órdenes a sus colaboradores. La puerta de su despacho en el Consejo Superior de Antigüedades permanece siempre abierta, y el trasiego de científicos, burócratas, ayudantes y periodistas es constante. Todo aquél que quiera levantar una piedra en Egipto tiene que pasar obligatoriamente por el todopoderoso Hawass.
«La apertura de las tumbas de Cleopatra y Marco Antonio va a ser uno de los mayores descubrimientos de los últimos tiempos», señala convencido el arqueólogo. Puede que no se parecieran a Elisabeth Taylor y Richard Burton, como reveló recientemente una moneda con sus rostros, bastante menos agraciados que los de sus «álter ego» cinematográficos. Pero la tumultuosa historia de los amantes sigue cautivando, y el polémico egiptólogo sabe muy bien cómo atraer la atención de los medios de comunicación.
Uno de sus equipos -Hawass dirige personalmente muchas de las excavaciones que se están llevando a cabo en Egipto- trabaja actualmente en Tabusiris Magna, un templo cercano a la metrópoli mediterránea de Alejandría. «Creemos que dentro debe haber alguien muy importante, ya que es un lugar muy sagrado, muy especial» añade. «Además tiene mucho sentido que hubieran sido enterrados allí, ya que es el lugar perfecto para esconder a cualquier persona importante», explica Hawass. Una de las profesiones más antiguas en Egipto es la de ladrón de tumbas, y reyes y faraones se cuidaban mucho de que su última morada fuera secreta y se mantuviera protegida de los saqueos. «Si hubieran sido enterrados en Alejandría, todo el mundo lo sabría y sus tumbas no hubieran durado ni un día», razona Hawass.
Por ahora, el equipo ha encontrado dos puertas, a unos diez metros de profundidad, y una pista importante: un busto de Cleopatra, que ha desatado el optimismo entre los arqueólogos. Pero la enérgica personalidad del egiptólogo despierta sentimientos encontrados, y no son pocos los científicos que recomiendan cautela ante el «descubrimiento».
El ADN de Hatshepsut
Tampoco la momia de Hatshepsut está exenta de polémica. «He analizado seis momias sin identificar en el Valle de los Reyes, que pertenecen a la realeza pero de las cuales no sabíamos sus nombres». Hawass no le hace ascos a hablar en primera persona a la hora de contar los hallazgos de sus equipos: «Las he pasado por el escáner y he encontrado la momia de Hatshepsut, aunque aún no puedo desvelar cómo».
El arqueólogo piensa dar un golpe de efecto a finales de junio, cuando desvelará en «una gran rueda de prensa» el secreto de la más influyente faraona, que reinó durante más de 20 años a mediados del siglo XV a. C. «Incluso hemos analizado su ADN, por lo que estoy cien por cien seguro de que es ella», afirma, tajante, Hawass.
Sin embargo, el egiptólogo deberá aportar pruebas para convencer a un buen grupo de arqueólogos aún escépticos ante el hallazgo. Hasta ahora, se había estudiado la posibilidad de que la momia de la faraona fuera una de las dos descubiertas en 1903 en la tumba conocida como KV60, en el Valle de los Reyes. Una de ellas, la de una mujer de 1,50 metros de estatura, se guardó en los desvanes del Museo Egipcio en El Cairo, y se identificó en 1906 como Sat Ra, o «Gran Nodriza In», la niñera de Hatshepsut. La otra, rolliza y con grandes pechos, se quedó en la tumba. El año pasado Hawass anunció que la momia de los grandes pechos podría ser en realidad la nodriza, y la que ha pasado todos estos años olvidada en los almacenes del museo cairota, que fue envuelta con más cuidado y con paños de lino mucho más fino, la famosa faraona. Sólo la ciencia podrá confirmar esta hipótesis.
Otro de los proyectos que han captado la imaginación del gran público es el de la cámara secreta de la mayor pirámide del mundo, la del faraón Keops. En 2002, un robot de fabricación americana abrió un agujero en una pared de piedra en un pasadizo de la pirámide, ante la atenta y esperanzada mirada de Hawass. Para su decepción -y la de miles de egiptólogos- la operación sólo reveló una segunda puerta sellada. «Ahora estamos intentado encontrar el mejor equipo que pueda trabajar con nosotros para finalizar este proyecto», explica el arqueólogo. Otro robot perforará la segunda puerta en octubre y, con suerte, «desvelaremos el secreto de la pirámide», dice Hawass.
Sólo se ha descubierto el 30 por ciento de los tesoros en Egipto, recuerda el arqueólogo, que sueña con encontrar un día la tumba de la bella reina Nefertiti. La arena del desierto aún esconde muchos secretos.
PAULA ROSAS. CORRESPONSAL ABC EL CAIRO.  
Fuente: Diario ABC.es
Modificado el ( miércoles, 16 de mayo de 2007 )