Proyecto IVAN Por: Inko Zubillaga ( Coordinador SEIP Guipúzcoa ) CRÓNICA DE UN ORIGINAL EXPERIMENTO SOCIOLÓGICO Irún, 4 de enero de 1979. 8:00 P.M. Un nutrido grupo de ciudadanos se arremolina a la entrada del céntrico bar Gaztelu de Irún. Sus miradas, fijas en dirección a los montes denominados Peñas de Aia, revelan nerviosismo. La tensión aumenta a medida que los viandantes se unen a tan peculiar concentración. Una llamativa formación luminosa compuesta por luces intermitentes de diferentes colores se encuentra, por lo que parece, posada sobre la falda de las montañas. Los más apasionados hablan de OVNIs; otros lo atribuyen a las fogatas de los Boy-Scouts que por allí acostumbran a acampar... Sin embargo, nadie sabe a ciencia cierta lo que está sucediendo a tan solo un par de kilómetros de Irún. Lo que la mayoría del grupo, a excepción de un par de “ganchos”, ni siquiera se puede imaginar es que los organizadores del espectáculo tienen nombres y apellidos, y que el “No Identificado” ha pasado la “ITV” y lleva matrícula de San Sebastián... El Proyecto Iván El multitudinario avistamiento en primera fase sucedido la noche del 4 de enero de 1979 resultó ser la anécdota más interesante del experimento sociológico llevado a cabo por el extinto Centro de Estudios Paracientíficos de Irún (C.E.P.). El objetivo del proyecto consistía en demostrar que una oleada OVNI puede ser inducida a partir de la sensibilización de la opinión pública respecto al fenómeno mediante la difusión en los media de diversos casos falsos. Los coordinadores del C.E.P., Felix Ares de Blas y su esposa M’ Carmen Garmendia, Juan Carlos Imaz, Jesús María Landart, José Manuel Báez y los hermanos Rafael, Xabier y Juan Antonio Puerta, entre otros, confeccionaron un sofisticado “programa de actividades” que incluía el minucioso diseño de falsos casos OVNI hasta el montaje de lo que más tarde sería calificado como “OVNI de Peñas de Aia”. Génesis y desarrollo del Proyecto Uno de los miembros del C.E.P. que impulsó el Proyecto Iván, Juan Antonio Puerta, accedió amablemente a explicarnos cual fue el origen de tan exitoso experimento. -Los miembros del C.E.P desarrollamos muy pronto nuestra vena crítica en lo que a OVNIs se refería. Pudimos comprobar cómo existe mucho fraude en este espinoso asunto. Bien es cierto que pueden producirse fenómenos aéreos inexplicables, pero también es cierto que todos ellos pueden tener un fundamento científico si alguien se molesta en investigarlos. Basándonos en este razonamiento, fuimos madurando una hipótesis sociológica que explicara el por qué de los “No Identificados”. Defendimos que el ser humano necesitaba en aquella época creer en algo y que por ello recurría a los OVNIs y extraterrestres. -¿Y por qué en aquella época? -Estamos hablando de finales de 1978 y comienzos 1979, momento en el que las religiones tradicionales comienzan a cojear. De éste modo, los OVNIs cubren ése hueco. Esquemáticamente explicado, viene a ser la Diosa Man de los vascos aliada a la tecnología. -¿Cómo os decidisteis a llevar adelante el experimento? -Como todo el mundo sabe, el hombre llegó a la Luna en 1968. Pues bien: en aquel año se produjo una gran oleada de carácter mundial, probablemente provocada por aquel extraordinario evento. Nuestra intención era reproducir ese efecto a pequeña escala... y funcionó. No tuvimos más que inventarnos los dos o tres primeros casos. Después eran los propios periodistas quienes acudían a nosotros a informarnos de más incidentes OVNI. En efecto, el experimento funcionó. Incluso hoy la gente recuerda el OVNI de Peñas de Aia y la mini-oleada de los días precedentes. Las reacciones del público, prensa, radio, televisión y la rápida aparición de diversos investigadores OVNI no se hicieron esperar. El proyecto constó de tres fases diferentes. La primera de ellas estaba encaminada a motivar la opinión pública irunesa mediante la publicación de algún que otro caso OVNI falso y abundantes cartas al director comentando temas relacionados con la ufología. La segunda fase abarcó la realización de un montaje eléctrico que hiciera las veces de objeto luminoso no identificado. Finalmente, se procedió a una recogida de testimonios y su posterior análisis. Como pistoletazo de salida al Proyecto Iván, los días 11 y 17 de diciembre de 1978 se enviaron cartas al rotativo “La voz de España” informando de futuras conferencias del C.E.P. sobre ufología. Sin embargo, la intención velada de las misivas era ir popularizando el tema OVNI. Acto seguido, en los días 23, 24 y 27 de diciembre los miembros del C.E.P. se afanaron en “colar” los primeros avistamientos falsos en el periódico “El diario vasco” y la emisora “La voz de Guipúzcoa”. Los casos OVNI, consistentes en pintorescas apariciones de enormes objetos discoidales multicolor y sobrecogedores resplandores, estaban aderezados con nombres y apellidos, muchos de ellos deliberadamente inventados. Fue el mismo día 27 cuando salieron a la luz pública los primeros casos OVNI, en los cuales nada tuvieron que ver los promotores del experimento. Como era de esperar, el Proyecto Iván comenzaba a dar sus frutos. La emisora “La voz de España” difundió una noticia que resumía de forma pormenorizada el caso protagonizado por cinco niños de entre 10 y 15 años. Estos afirmaban haber divisado en el Alto Errondo de San Sebastián diversas luces rojas y blanquecinas. Sin embargo, las pesquisas de los miembros del C.E.P. concluyeron que se trataba de un avión. A partir de entonces el seguir inventando casos se volvió innecesario. Diversos testimonios “auténticos” se fueron produciendo espontáneamente, cumpliendo así la hipótesis del C.E.P. Sin embargo, el experimento culminó con la colocación, el día 4 de enero (Luna nueva), de un autentico OVNI en las Peñas de Aia. El artilugio, compuesto de luces de colores y flashes fotográficos sincronizados, todo ello sobre un vehículo inmóvil, permitiría al C.E.P. comprobar la percepción de los testigos acerca del movimiento. Abajo, en la ciudad de Irún, una serie de ganchos se encargarían de llamar la atención de los viandantes y hacerles mirar hacia el conjunto de luces. Los efectos de aquel último paso del experimento fueron realmente sorprendentes. Según los datos recogidos, muchos de los testigos creyeron percibir cómo el objeto oscilaba ligeramente. Otros creyeron desde el principio que flotaba. Y casi la totalidad de los testigos tuvieron la sensación de que el objeto aumentaba y disminuía de tamaño. Unas pocas personas aseguraron haber visto al objeto aterrizar (!), y otras juraron haber divisado al objeto sobrevolando el trecho existente entre el monte San Marcial y la auténtica ubicación del montaje luminoso. Así lo reflejó el diario “Unidad”, al señalar que “el objeto sobrevolaba (hay que emplear palabras adecuadas) en torno a San Marcial.” [Transcripción literal.] Como se ve, fue todo un espectáculo; espectáculo que aún hoy es recordado por los iruneses como una auténtica oleada OVNI. Juan Antonio Puerta concluyó diciendo que “todo aquello que no es explicable se mete en el cajón desastre de los extraterrestres. Es lo más fácil.” La duda que surge tras conocer las conclusiones del Proyecto Iván es la siguiente: si es cierto que una oleada puede ser inducida, ¿acaso la mayoría de sucesos OVNI sin explicación racional obedecen a la sugestión? Eso, por ahora, nadie nos lo puede asegurar. Inko Zubillaga. |