2001 ¡¡¡ Alerta en la Tierra !!!
Por: Manuel Capella Torres Cuando comienzo a escribir este artículo, todo el planeta permanece expectante. Los EE.UU. están preparando su respuesta - presumiblemente militar - en relación al atentado del pasado día 11 de Septiembre, sobre las Torres Gemelas y el Pentágono. No es fácil predecir lo que ocurrirá después. Si la primera guerra del Tercer Milenio estalla, será una guerra diferente como ya se nos ha dejado entrever. Y al ser diferente, sus repercusiones y consecuencias serán también distintas. Pero algo parece evidente; vivimos momentos cruciales. La historia nos has mostrado que los acontecimientos sobre el planeta se producen cada vez de forma más vertiginosa. En la antigüedad cualquier nación o imperio podía subsistir más de mil años; sin embargo y por remontarnos sólo a una época relativamente reciente, hemos visto como en menos de un siglo, la extinta Unión Soviética tuvo su auge y también su extinción. Ahora nos encontramos más que nunca, al borde de una encrucijada. Ignoramos que nos va a deparar el futuro a corto plazo. Si nos encaminaremos hacia un mundo dónde la libertad y la paz - una vez desechado el terrorismo - acompañen al hombre del siglo XXI; o por el contrario se avecina una etapa oscura y siniestra. Sea como fuere, muchos tenemos la sensación de que las cosas ya no van a ser igual que antes. "Fueron noventa minutos que cambiaron el mundo" se ha dicho hasta la saciedad. Los viejos fantasmas han vuelto a aparecer y los catastrofistas toman de nuevo protagonismo. Nos vuelven a anunciar un futuro aciago y apocalíptico. Siempre lo han hecho, pero con especial intensidad a partir de la segunda mitad del pasado siglo veinte. Fue un fenómeno diferente al que ocurrió con la llegada del año 1000. En aquella ocasión, tal temor venía promovido por la convicción de que el espíritu del mal quedaría bruscamente liberado. El temor al diablo, mantenido en el corazón de los fieles, les hacía creer que en el año 1000 el infierno surgiría de las profundidades e invadiría toda la Tierra. Ello, era debido principalmente a las revelaciones de San Juan Evangelista en el último libro del Nuevo Testamento. "Vi un ángel que descendía del cielo, trayendo la llave del abismo y una gran cadena en su mano. Tomó al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo Satanás, y lo encadenó por mil años..." - Apocalipsis -. Pero ha sido, como decíamos, a partir de la segunda mitad del siglo veinte, cuando el hombre tuvo conciencia de que el Fin del Mundo, si era posible. Y no por la lectura de algún pasaje del Apocalipsis, sino porque en su mano tenía la facultad de provocarlo. La era atómica había comenzado y desde entonces las advertencias sobre el "Fin de los Tiempos" no han cesado ni un solo momento. Ya en la mañana del 21 de diciembre de 1954, los incondicionales seguidores de Marian Keach, aguardaban pacientemente el fin de la Humanidad y más concretamente de la ciudad de Lake City. En realidad, la profecía de Marian Dorothy Martin, verdadero nombre de Marian Keach, se refería a dicha ciudad en un principio. Pero dicha profecía fue creciendo hasta admitir un apocalípsis planetario. Marian Keach había recibido en uno de sus mensajes psicografiados por los "Guardianes del Cosmos" dicha fecha como la señalada para la destrucción. Pero la profecía no se cumplió. Posteriormente fue la popular Misión Rama, fundada en Enero de 1974 por Sixto y Carlos Paz en Perú, la encargada de difundir sus mensajes catastrofistas. Un "grupo de contacto" que extendería el concepto de "evacuación planetaria" al creerse pequeños grupúsculos destinados a salvaguardar la especie humana en otro astro - concretamente en Ganímedes - . "La Tierra está al borde de un cataclismo nuclear que no dejará piedra sobre piedra..." "Ellos nos han dicho que sucederá en breves años..." - nos advertían los hermanos Paz - "y todo ello, además coincidirá con el paso del cometa Halley, que influirá definitivamente en un cambio posicional del eje de la Tierra". Pero el Halley pasó y el eje terrestre continuó - y continua - en el mismo sitio. Como una interminable cadena fueron surgiendo más y más grupos apocalípticos. Uno de los más pintorescos, fue "Sirio", creado en 1990 por Maria Asunción Calvo. Afincado en Gerona, dicho grupo, llevó todo lo referente a las "evacuaciones" hasta límites insospechados y estrafalarios. Según narran ex-miembros de Sirio, este grupo contaba con varios pisos y fincas, donde se preparaba "astralmente" a los aspirantes de tal evacuación. Dichos "elegidos", en sus ejercicios de adiestramiento, tomaban automáticamente unas maletas con un equipamiento indispensable previamente preparado y listos acudían presurosamente a los patios donde se había concertado la recogida con las naves extraterrestres por parte de sus "guías". Y siguieron apareciendo "mesías del Fin del Mundo" acompañados de anuncios apocalípticos que jamás llegaron a cumplirse. Pero lo sorprendente, es que esto no necesiaramente acababa con la credulidad de sus respectivos acólitos, ya que semejantes errores eran tomados como una prueba de fe para seleccionar a los verdaderos creyentes. La recopilación sería muy extensa: Eugenio Siragusa, Giorgio Bongiovanni, Téfilo, Movimiento Raeliano Internacional, Testigos de Jehová, Fraternidad Cósmica, Adventistas del Séptimo Día, Davidianos, la mayoría de Movimientos Gnósticos y... ¡bueno, detengámonos aqui!. El caso es, que hemos visto complacidos como, a lo largo de nuestra vida, todos estos vaticinios fueron perdiendo credibilidad, sin llegar nunca a cumplirse. Pero llegó el día 11 de Septiembre. Lo que nunca creíamos ver, salvo en el cine, lo contemplamos aquel día. Lo que sólo la ficción más exacerbada podía imaginar, era una realidad. Una pesadilla creada en una calenturienta mente, fue mostrada al mundo. Y observando la dantesca imagen de las Torres Gemelas, llameantes y destruidas, algunas sensaciones apocalípticas volvieron a nuestra mente, casi sin darnos cuenta. Y aquellos fantasmas, volvieron a aparecer - o tal vez, nunca se fueron -.Y de nuevo se empezó a hablar de Nostradamus, Malaquías, Fátima... y de todos sus émulos. Concretamente, una falsa profecía atribuida a Nostradamus, ha recorrido estos días, todos los espacios de radio y televisión - ¿y qué decir de Internet?. Supuestamente Nostradamus había predicho el ataque a EE.UU. y el comienzo de la tercera guerra mundial. Dicha profecía ha "infectado" estos días importantes medios de comunicación. Pero tal vaticinio no fue anunciado por el "paladín y buque insignia" de todos los profetas, ya que está data de 1654, y Nostradamus murió en 1566. "En la Ciudad de Dios habrá un gran trueno. Dos hermanos serán destrozados (desgarrados) por el Caos, mientras la fortaleza permanece. El gran líder sucumbirá. La tercera gran guerra comenzará cuando la gran ciudad arda." "Nostradamus 1654"
Esta cita, al menos su mayor parte, fue creada por Neil Marshall, un estudiante canadiense que la publicó en 1998. Marshall quiso demostrar lo fácil que resultaba crear profecías tan abstractas y vagas que pudieran dar cabida a cualquier tipo de interpretación. Y efectivamente, parece que así es.
Seguidores de la obra de Nostradamus han confirmado de que se trata de un bulo, pero en su lugar ofrecen más de una decena de cuartetas diferentes del profeta, que podrían ser interpretadas como una descripción al ataque de EE.UU. Algo que, para otros, lejos de demostrar cualquier tipo de acierto, da la razón a Marshall en cuanto a la ambigüedad de las profecías.
Sin embargo, no pudimos evitar el recordar la más famosa predicción de Michel de Notredame. La muerte del rey Enrique II de Francia. En la cuarteta I - 35; se afirma que "El joven león vencerá al anciano en el campo de combate en duelo singular. Atravesará sus ojos en una caja dorada, dos heridas en una y morirá de una muerte cruel". El monarca galo falleció, en efecto, durante un duelo contra el capitán Montgomery: cuando ambos enfrentaron sus lanzas, una astilla penetró en la cabeza del rey y otra segunda se le clavó en la garganta. Enrique II murió tras una agonía de diez días. ¿Casualidad o auténtica profecía?. Ahí quedará siempre la duda. Por que no por un solo acierto - aún admitiéndolo - debemos creer todo lo demás. También tomó auge la creencia de que Nostradamus pronosticara su propia muerte para el día 2 de Julio de 1566. Ese mismo día fue hallado sin vida en su casa. Sin embargo, según los detractores del profeta francés, tal vaticinio, fue hecho solamente el día anterior y sólo escuchado por su ayudante.
En definitiva y hablando de manera generalizada, nos merecen muy poca credibilidad las profecías. El paso del tiempo y la experiencia, parece que así nos lo confirman. Sin embargo y como alguien me dijo en cierta ocasión: "Alguna vez acertarán". Y el momento actual, puede considerarse como un momento delicado. Aunque las mismas cosas que escuchamos estos días, ya las oíamos durante la Guerra del Golfo y después en la de Kosovo, todos los que vivimos en el inicio de este tercer milenio, advertimos un momento crucial. En el mundo actual, se percibe mucho odio. Y aunque el odio entre los pueblos - y desgraciadamente también entre las religiones - siempre ha existido, se intuye una diferencia. Estriba, en que con la llegada del año 1000, tales temores eran fruto de miedos supersticiosos; sin embargo, todos tenemos en nuestras retinas las dantescas imágenes del día 11 de Septiembre. Ignoramos, si quienes cometieron tal acto terrorista, tendrán un día la capacidad de hacer saltar el mundo en mil añicos. Ahora, si es posible. Decía Jean Rostand: "Parece que la inteligencia humana sitúa al hombre frente a problemas, que le resultará muy difícil resolver con su sola inteligencia". Seguramente nos encontramos en uno de esos momentos. Momentos de incertidumbre. Como también apuntaba E. M. Cioran "Una civilización empieza en el mito y acaba en la duda". Y no es fácil encontrar verdaderas soluciones a los problemas individuales y colectivos a los que se enfrenta la humanidad. ¿O si lo es?. De saber encontrar la respuesta adecuada, depende nuestro futuro. Porque de lo contrario, el "algún día acertarán" será una fatídica realidad. Mientras tanto, nos gusta recordar la frase de Martin Luther King: "Aunque supiese que el mundo se fuera a acabar mañana, yo igual plantaría un árbol. Por ello, admiramos, a quienes en el día a día, muestran su amor hacia los demás, con actos que reporten ejemplo de solidaridad desinteresada. No basta con pronunciar el Verbo "Amar" hay que empezar a conjugarlo. Que ejemplo más bello y heroico, dieron al mundo los bomberos fallecidos en el atentado del día 11, entrando dentro de las derruidas Torres Gemelas, a rescatar en un torbellino de polvo, fuego y humo, el mayor número posible de vidas humanas, víctimas de quienes creían con tal acto ganar el Paraíso. Este comienzo de Milenio, será crucial para el destino del hombre. Las viejas profecías han vuelto a aparecer. Posiblemente siempre |