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El Camino del Chamán Imprimir E-Mail
Escrito por Administrator   
domingo, 19 de noviembre de 2006

EL CAMINO DEL CHAMÁN

Por: Gabriel Sanjurjo ( Coordinador SEIP OVIEDO - Químico )

                

La palabra chamán nos hace pensar en un brujo de los antiguos pueblos primitivos, pero ¿existen aún hoy los chamanes?. Indudablemente la respuesta es afirmativa. Quizá mucha gente no lo sabe, pero todavía hoy sobreviven algunos de estos personajes. Un chamán es un ser humano que tiene el privilegio de modificar a voluntad su conciencia para proporcionar algún servicio a su tribu o comunidad, ya sea por medio de sanaciones o viendo el futuro de su pueblo. Imagínese poder curar a sus semejantes o adivinar el futuro, simplemente entrando en un estado alterado de conciencia pasajero. Sí, porque una vez logrado el objetivo, el chamán vuelve a ser una persona como las demás. Es su capacidad para entrar en ese estado alterado de conciencia lo que le diferencia de los demás. Los tambores son un instrumento muy común que permite alcanzar y mantener el estado alterado. Otro son los cantos o ícaros del chamán.

 

  ¿Cómo consigue entrar en ese estado? Hay muchas maneras de hacerlo, pero todas ellas siguen un patrón común. Una de las formas más habituales es la ingestión de sustancias mal llamadas alucinógenos. Mal llamadas, porque los alucinógenos nos transportan a un mundo de sueño, pero un mundo que nos creemos y actuamos en consecuencia. Una persona  bajo los efectos de un alucinógeno puede ver un dragón, real para él, y para escapar del monstruo puede tirarse por la ventana. Ese es el peligro de los alucinógenos, que nos creemos lo que vemos. Por el contrario, las sustancias que emplean los chamanes habitualmente no son de este tipo. Es cierto que producen alucinaciones, pero son tales que no nos las creemos. Sabemos que estamos bajo los efectos de tal sustancias, y somos conscientes de que lo que vemos no puede hacernos daño. Tales sustancias se llaman enteógenos, palabra que significa “experiencia de Dios dentro de uno mismo”. Porque el efecto que producen es el de conectar con un ser divido, sentirse uno con el universo; en definitiva, sentir a Dios dentro de ti. Dentro de los enteógenos podemos destacar, por su importancia cultural en las actuales sociedades indígenas, el peyote, el San Pedro, el teonanácatl y la ayahuasca. Hay muchas más sustancias enteógenas, pero aquí vamos a describir brevemente éstas.

 

 

        El peyote y el San Pedro son dos cactus, sí, como el que pueden tener en su casa. El peyote es un pequeño cactus redondo, sin espinas, que crece en el desierto del Potosí, en México. Su principio activo, es decir la sustancia propiamente enteógena, es la mescalina. Este cactus es empleado por los indios huicholes ena sus sesiones chamánicas. El San Pedro es otro cactus, pero éste mucho más grande que el peyote. Tiene espinas como cualquier cactus. Es típico de Perú. Existen muchas especies emparentadas con el San Pedro. El que se denomina propiamente San Pedro  es la especie conocida como Trichocereus Pachanoi. Otra variedad importante es el Trichocereus Peruvianus, que parece tener más contenido en mescalina que el Pachanoi. Para más información puede consultar la fenomenal obra de Jonathan Ott Pharmacotheon.

 

 El teonanácatl, que significa “carne de Dios”, es el nombre que le dan los indios Mazatecos a los hongos mágicos, hongos enteógenos cuyo principio activo es la psilocibina. Mis experiencias con esta sustancia me han convencido de que realmente son sagradas. Producen un estado de ensoñación consciente, el espacio pierde su significado habitual para convertirse en una danza mágica cerca-lejos, mientras que el tiempo se detiene en un instante infinito. El lado racional del ser humano deja paso a uno más emotivo e instintivo. Volvemos a la niñez. No en vano se habla de un proceso muerte-renacimiento, metafóricamente hablando. Es algo difícil de describir, si no imposible. Hay que experimentarlo.

 

  Finalmente la ayahuasca, es en realidad una mezcla de dos plantas: una proporciona betacarbonilos, como la banisteriopsis caapi o la peganum harmala, que son IMAOS (inhibidoras de la monoaminooxidasa) y la otra proporciona triptaminas, como la Mimosa Hostilis o la Acacia Madeneii. Un ejemplo de triptamina bastante conocido es la DMT. Estas últimas, las triptaminas, son las sustancias enteógenas, pero necesitan de los betacarbonilos  para desarrollar su función. La palabra Ayahuasca significa la liana de los muertos, porque es una enredadera o liana que se supone te lleva a donde están los muertos. Es común entre los chamanes del amazonas.

 

 

Todas estas sustancias, los enteógenos, son consideradas sagradas para los chamanes. Algunos consideran que sonAyahuasca verdaderos dioses. Hay razones para ello, como puede comprobar cualquiera que los haya probado. Los enteógenos no están exentos de peligros, pero el mayor de ellos no reside en su poder adictivo, más bien bajo cuando no escaso, sino en la posibilidad de desatar cuadros psicóticos en pacientes potenciales. No obstante, siguiendo unas normas básicas y lógicas de seguridad, es difícil que nos hagan daño. El peor daño que pueden hacernos es tener un mal viaje, es decir perder el control de lo que estamos experimentando y sentir pánico; de todas formas, este malestar suele desaparecer pronto. Si decidimos probar alguna de estas sustancias, es aconsejable hacerlo acompañados de algún amigo de confianza que nos ayude a pasar los peores momentos de la experiencia.

 

 

Algunos autores como Michael Harner, antropólogo americano especialista en chamanismo, consideran que puede alcanzarse el estado chamánico de conciencia sin el empleo de enteógenos, mediante unas técnicas corporales y de visualización. Personalmente no he experimentado tales técnicas, por lo que no puedo juzgar la veracidad de tales afirmaciones.  Yo pienso que los enteógenos son fundamentales, por lo menos al comienzo del aprendizaje. Una vez alcanzado cierto conocimiento de estos estados de conciencia, quizás podamos prescindir del uso de enteógenos. Las drogas son un medio, no un fin en sí mismas. Terence McKenna tiene la teoría de que el desarrollo del ser humano a partir de los homínidos fue posible gracias al descubrimiento y posterior consumo de estas sustancias. Ellas serían las catalizadoras del desarrollo cognitivo y espiritual del ser humano.

 

 

 

            En resumen, podemos decir que el chamanismo es un fenómeno que aún se da en la actualidad en diferentes regiones del mundo ( en especial en Centroamérica) y que constituye uno de las grandes misterios del mundo y del hombre. En la actualidad se están realizando grandes avances en el estudio de dicho fenómeno y estamos asistiendo a un redescubrimiento de este conocimiento milenario, que puede ayudarnos a encontrarnos a nosotros mismos o al menos enseñarnos a vivir en armonía con nuestro mundo.

  

 

Bibliografía:

 

 

 

  • Chamanismo, el arte natural de curar. Jose María Poveda.

     

  • La senda del Chamán. Michael Harner.

     

  • Pharmacotheon. Drogas enteogénicas, sus fuentes naturales y su historia. Jonathan Ott.

     

  • Al trasluz de la ayahuasca. Josep Maria Fericgla.

     

  • La búsqueda de Perséfone. Los enteógenos y los orígenes de la religión. Robert G. Wasson.

     

  • El hongo maravilloso: Teonanácatl. Robert G. Wasson.

     

 

 

   

 

*NOTA: las fotos corresponden respectivamente a una representación de un chamán, hongos psilocíbicos, peyote, ayahusca y San Pedro. Todas las fotografías han sido tomadas de la página web www.psiconautica.org.

 

Modificado el ( jueves, 14 de diciembre de 2006 )
 
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