El Asedio de los OVNIs.
Ocho de la tarde. Las dos amigas iban en el vehículo que les llevaría a su lugar de residencia. Ambas mujeres dejaban el hospital atrás donde ahora descansaba una amiga en común que había sufrido un accidente. Estaban cansadas. Ninguna de las dos imaginaba que las próximas horas iban a marcar su existencia.
Pronto se percataron que en el cielo estaban suspendidas extrañas luces. Se trataba de pequeñas bolas luminosas que parecían vigilar el automóvil... y a sus ocupantes. Se asustaron. Las luces estaban cada vez más cerca. Pronto se percataron que pese a ser una carretera ordinariamente muy transitada, en aquellos momentos no observaron ningún otro vehículo por las cercanías. Más misterioso fue que sin razón aparente las jóvenes se desviaran de la carretera y se introdujeran en un extraño sendero que les condujo junto a unos árboles, lejos de posibles miradas inoportunas. Detuvieron el coche y, sin saber por qué, bajaron del automóvil. A cien metros una bola blanca parecía flotar en el aire, observando, acechando... Las dos amigas quedaron perplejas ante lo que estaban presenciando y pronto se dieron cuenta de que la misteriosa bola cobraba movimiento y se dirigió velozmente hacia ellas, situándose a unos veinte metros por encima de sus cabezas. Ambas amigas describieron aquél objeto como un aparato triangular de color oscuro, con luces blancas en sus vértices y una roja que daba vueltas sobre la panza del artefacto. A los pocos segundos el insólito objeto, que en ningún momento provocó ruido alguno, se alejó vertiginosamente y se perdió en el horizonte. Las muchachas apenas daban crédito a lo que estaban sufriendo y el miedo les invadió cuando ambas pudieron percatarse de que entre la maleza, junto a unos árboles a pocos metros de ellas, una extraña figura de pequeña estatura pero enorme cabeza parecía observarlas refugiado en la oscuridad. Ahora sí sintieron terror y se introdujeron en el coche, alejándose terriblemente nerviosas hasta sus casas donde las dos amigas, cada una en su hogar, sufrieron diferentes anomalías paranormales típicas de las Abducciones.
Amigo lector, este caso probablemente te suena ya que con él iniciamos este nuevo proyecto que se llama "Dimensión Paranormal" pero al margen del "pequeño detalle" que ya destacáramos en nuestra anterior edición la conexión entre este suceso y el que vamos a contar a continuación convierten este relato en uno de los más importantes que hayamos podido recoger durante estos años de investigación.
Espíritus en la Casa.
Algo ocurría en la casa de nuestro próximo testigo. Nos llamó por teléfono asustada ya que en su propio hogar se estaban produciendo fenómenos dispares que escapaban a su lógica y al sentido común.
Ella estaba convencida de que algo sobrenatural acechaba entre las habitaciones de su casa, algo que la estaba molestando, que la asustaba. Acudimos sin premura a su domicilio y nos percatamos de que, efectivamente, el miedo que estaba viviendo se reflejaba no solamente en sus ojos sino en su aspecto físico.
En la casa vivía junto a su marido y su niña de cinco años. Aquella noche, como muchas otras en las que estuvimos en el piso, el marido no se encontraba porque a aquellas horas trabajaba y, además, no quería saber nada de toda esta historia, no es que no creyera sino que simplemente le daba miedo...
Al parecer la mujer había visto sombras extrañas corriendo por el pasillo; había escuchado ruidos misteriosos a los que no supo encontrar origen; notaba corrientes de aire totalmente inexplicables; oía susurros; había observado figuras extrañas sobre la superficie del espejo de su propio dormitorio e incluso los juguetes de la niña, en su cuarto, caían al suelo inexplicablemente.
Recorrimos todas las habitaciones y no encontramos a nuestro paso nada anormal. Hicimos pruebas pero no se obtuvo nada claro. En una ocasión entramos a la habitación de la niña y colocamos en la silla una muñeca de trapo que estaba en el suelo (la madre nos dijo que siempre se caía estuviera donde estuviera...) fue al marcharnos cuando la voz de la niña nos alertó y nos pidió un favor con un pequeño hilo de voz: "Dile a mi madre que cierre la puerta de la habitación para que el señor no me mire desde el pasillo". ¿A qué señor se estaba refiriendo la niña?. ¿Acaso ella también había notado la influencia paranormal que parecía ocultarse en aquella casa?. ¿Había visto a algún hombre, alguna sombra, observarla desde el pasillo?.
Los fenómenos, tal y como surgieron, se esfumaron a las pocas semanas. Hoy es un hogar tranquilo y la experiencia ha pasado a ser una mera anécdota familiar..., pero para mí no.
La confusión.
Amigo lector, como he comentado en un principio lo interesante de estas historias es el nexo en común existente en ambos relatos. A primera vista parece no haber ningún tipo de enlace. Se trata de dos campos totalmente diferentes: Los OVNIs y los espíritus. Sin embargo, en esta ocasión sí hay un nexo en común realmente espectacular.
Ambas relatos ocurrieron en las mismas fechas. Los testigos sufrieron experiencias paranormales prácticamente al mismo tiempo que aunque distintas no deja de ser ya de por sí curioso.
La mujer que sufría el Poltergeist en su propio domicilio es hermana de una de las chicas que sufrieron la experiencia OVNI. Aquí está la unión entre ambos casos, la extraña coincidencia.
¿No resulta cuando menos curioso que dos hermanas sufran a la vez diferentes fenómenos paranormales sin que ninguna de ellas tenga conocimiento de las extrañas experiencias de la otra?.
¿No es interesante que ambas hermanas padecieran agresiones paranormales en las mismas fechas?.
Esta extraña coincidencia trae a mi cabeza un interesante caso ocurrido en 1994. Una mujer sufre una supuesta posesión en las cercanías de Apatamonasterio. Al parecer una extraña entidad toma control de su cuerpo durante unos minutos. Pues bien, el hijo de ésta (que dormía a quinientos kilómetros de distancia) en esos mismos momentos en que su madre estaba en trance tuvo una terrible pesadilla de la que se despertó pidiendo auxilio pues había visto un extraño animal con forma de lobo, grande y negro, que le perseguía por un misterioso bosque. El afectivo vinculo entre madre e hijo jugo una mala pasada en esta ocasión al pequeño de la historia.
Volviendo de nuevo a los relatos que hoy realmente nos interesan (las extrañas experiencias de dos hermanas) debo decir que no queda aquí la cosa. Hemos reservado un pequeño detalle, a mi juicio revelador, precisamente para el final y sobre el que sinceramente me gustaría reflexionaras un poco:
Es cierto, no hemos mentido, ambas testigos son hermanas pero..., ¡¡hermanas gemelas!!.