"RITUAL" MORTAL EN L'ALFÀS DEL PI Por : Antonio García Sancho ( Secretario SEIP - Periodista ) Pasaba poco tiempo del mediodía del sábado día 20 de Marzo cuando ingresó en la Unidad de Vigilancia Intensiva del hospital Comarcal de Villajoyosa, en Alicante, una mujer belga de 38 años llevada allí por su marido y en un grave estado de asfixia. El coche del matrimonio fue escoltado por la Guardia Civil de la localidad al conocer el grave estado de salud de la mujer. Hacia las seis de la tarde de ese mismo día su electro mostraba que todo signo vital había cesado finalmente en el cuerpo de Nathalie Castleford. El hermano de la víctima, Phillippe, y el marido de Nathalie, discutieron violentamente en el vestíbulo del hospital mientras esperaban el resultado de la intervención de urgencia a la que fue sometida por los médicos. Phillippe le espetó a su cuñado Roberto con vehemencia una frase que puso sobre aviso a los miembros de la benemérita que se encontraban junto a ellos: "Ya estoy harto de vuestros juegos". "Sólo queríamos sacarle los miedos del cuerpo" respondió Roberto a la defensiva. Eran los coletazos de un drama que se había iniciado horas antes, cuando la mujer belga, madre de dos hijos de 8 años y cinco meses de edad, se sometía a una experiencia de "renacimiento". La Guardia Civil comentó a los medios de comunicación que habían encontrado señales de un ritual, posiblemente satánico, en la vivienda del matrimonio Castleford. La noticia saltó a los periódicos e incluso traspasó la barrera del localismo cuando los informativos nacionales de varias cadenas de radio y televisión se hicieron eco de los hechos. Al principio la desinformación era más abundante que la información: ritual satánico, exorcismo, grupo sectario. Todos estos términos se daban cita en los boletines televisivos y radiofónicos e incluso se unieron contrarios tales como que se intentaba exorcizar a la mujer durante un ritual satánico -al menos, así se iniciaron las narraciones del informativo de Tele 5 de ese lunes y así apareció en los titulares del diario local "La Verdad". Conforme se iban descubriendo nuevas cosas y antes de que se decretase secreto de sumario por parte de la jueza instructora del caso, se comenzaban a tener más claros algunos pormenores. No obstante, los periodistas encargados de seguir la noticia, poco habituados a la terminología pseudo-religiosa y a los casos similares, trataban, sin conseguirlo, de esclarecer el motivo del ritual que había causado la muerte a Nathalie. La crónica de mi compañero de los medios, Francisco Pascual, redactor de la división local del diario El Mundo, explicaba (o "desexplicaba") los hechos como sigue:
" Los supuestos imprudentes homicidas de la ciudadana belga Natalie Castleford querían forzar su organismo al máximo para que experimentara un renacimiento emanado en éxtasis, pero transgredieron el límite y la asfixiaron. Perseguían el placer longevo, la reencarnación en una nueva vida sin salir del cuerpo: el carma, en definitiva, derivado del cristianismo". [El Mundo, ed. de Alicante, 23-3-99, p. 11] Probablemente, Francisco Pascual intentó resumir todas las explicaciones que alguien debió darle sin haberlas comprendido demasiado bien antes de exponerlas o bien fue literal y copió las explicaciones de alguien que no tenía ni idea de qué estaba hablando. Al margen de que el Karma (con "k") no tiene nada que ver con el cristianismo y de otras imprecisiones más sutiles, como que es imposible "reencarnar" sin antes "desencarnar" o salir del cuerpo, las pobres palabras de mi compañero me hicieron entrever, no obstante, la realidad de lo que se estaba hablando, además de que, para entonces, comenzamos a conocer nuevos detalles. A Nathalie Castleford la habían hecho realizar flexiones hasta agotarla. Después, el marido y dos amigos la habían envuelto -cabeza incluida- en una manta colocada entre tres cirios -no entre un círculo multitudinario de ellos como "pintaba" el diario La Prensa de Alicante- y se habían sentado encima de ella con el fin de cortarle completamente la respiración. Cuando esto sucediera, tras un breve lapso de tiempo, no superior a dos minutos, debían haberse levantado y reanimado a la "iniciada". Pero tardaron demasiado y ésta falleció. Al parecer, los co-autores esperaban las sacudidas del cuerpo y la relajación de los esfínteres que suelen acompañar a tal experiencia respiratoria, pero tales señales no se produjeron. Se rumoreó, al mismo tiempo, que Nathalie pertenecía a una secta conocida como la Gran Fraternidad Blanca Universal, fundada en 1947 por un guru conocido por el nombre de Omraam Mihaïl Ivanhov y que practican y recomiendan una experiencia similar conocida como "renacimiento" -no reencarnación. Después, la noticia se desmintió, entre otras cosas porque las prácticas de esa secta no son tan peligrosas ni se realizan de un modo tan imprudente, quedando como probabilidad que el matrimonio hubiera pertenecido a la secta en el pasado durante un breve periodo de tiempo. En la actualidad, según repetía la madre de la víctima una y otra vez, no pertenecían a ningún grupo de tales características. Poco después, se supo que Nathalie y su marido habían estado viviendo dos años en el Amazonas, donde probablemente conocieron al matrimonio inculpado de haber colaborado en tan singular como mortal "experiencia". Queda abierta la duda sobre si tuvieron contacto, durante aquellos años, con chamanes o grupos de New-Age que realizaran prácticas semejantes. No es descabellado pensarlo puesto que en un programa de la TV de Elche en el que fui invitado a participar junto con el presidente del SEIP, Pedro Amorós y mi colega Gabriel Carrión -quien lo dirigía-, un misionero comentó que había visto prácticas similares en México con otra finalidad -en este caso el exorcismo. Si las hay en México, es muy probable que las haya -y las hay- en todo el cono Sur. Efectivamente, pues, lo que pretendían los incautos "new-ageros" de turno era provocar una "muerte aparente", una reducción al mínimo de las constantes vitales de la mujer para someterla a una experiencia de pre-muerte o similar a la muerte, al modo yóguico, mediante la cual, supuestamente, purgaría el total de su karma negativo y "renacería" iniciáticamente a una nueva vida, con la consciencia más abierta a los mundos suprasensibles. En definitiva, un "rito de paso" que la convertiría en otra mujer, a quien después probablemente se diera incluso otro nombre como señal de su muerte simbólica y renacimiento iniciático como se viene haciendo desde que el hombre ingresó en el neolítico en tantas tribus y pueblos indígenas de todo el globo. Lo que ocurre, lamentablemente, es que los que lo practicaron no eran iniciados, sino majaderos imprudentes, que no eran maestros yóguicos, ni shaddus, ni faquires con años de entrenamiento, sino simples mortales incautos demasiado presurosos por alcanzar la "iluminación", ni gurus entrenados en el dominio de su mente, sino impacientes aprendices de "brujo", ni lamas tibetanos, ni seres superiores, ni versados practicantes de Pranayama (el arte yóguico del dominio de la respiración), sino sencillas personas comunes, como Vd. o como yo, sin la guía de un maestro, sin voluntad para disciplinarse y sin voluntad para querer emplear tiempo en hacerlo. Lo importante de esta noticia no es -siendo importante- que haya fallecido una mujer víctima de un absurdo ritual practicado por "imberbes espirituales", sino que es una confirmación de que tales "imberbes" existen, como ya sabíamos quienes nos dedicamos a la espiritualidad de un modo u otro, sea como estudiosos o como practicantes, o como ambas cosas. Por todo ello, quisiera concluir con una reflexión que más se me antoja un "aviso para navegantes" -nunca mejor dicho ya que estamos en la Red-: ¡cuidado con la espiritualidad "light" que promete el cielo en diez lecciones!. Estamos en una era en la que se argumenta que vamos camino de una mayor espiritualidad, un "cambio cósmico" que se avecina a pasos agigantados y que sumirá en el olvido a los inconscientes y salvará a los "elegidos de la Nueva Era", nos dicen. Toda esta argumentación New-Age es una argumentación fatua, henchida de orgullo, altanera, vacua y peligrosa. Conozco numerosos grupos, corpúsculos, sectas, pseudo-sectas, reuniones de amiguetes bienintencionados, seguidores incondicionales de gurus, videntes y sanadores; alumnos, discípulos y séquito fanatizado y alienado de vividores; prosélitos y acólitos "idiotizados" e "irracionalizados" de farsantes... Todos con la intención de ser "salvados", de ser elegidos", de abrir su conciencia pero, eso sí, a costa de tachar a los que no integramos tales grupos de "inconscientes", de malas personas, de egoístas, de vanidosos, de parásitos del "nuevo orden cósmico", de merecedores de las penas del Infierno, las torturas de la Guehena y el olvido de la existencia. Ellos son -según nos dicen-, personas más conscientes, más evolucionadas, más buenas, más magníficas, más mejores, más... ridículas. Critican a la Iglesia Católica porque los que la guían no predican con el ejemplo, aunque ellos se encomienden a Cristo y desprecien a los "pobres ignorantes que no siguen el camino recto" o cobren auténticas cifras usureras por su trabajo "espiritual. Critican -aunque sea inconscientemente- al budismo porque es demasiado disciplinado y no cree en el alma -aunque reciten enfervorecidos "Om Mani Padme Hum" y hablen de compasión o esperen el advenimiento de Maitreya. Critican al hinduísmo porque en la India la pobreza y la miseria no son soportables y ellos no pueden privarse de su comodidad -si bien creen en la reencarnación, reinventan el concepto de karma y presumen de ser maestros de pranayama. Critican al Islam por su fanatización apasionada e irracionalidad, aunque ellos, en el mejor de los casos, sonríen paternalmente y esbozan un pensamiento parecido a "pobre ignorante" cuando no compartes sus creencias. Critican al judaísmo por no haber descubierto a Jesús el Cristo y por su vanidad en considerarse el pueblo elegido, o por su intolerancia respecto a costumbres de los "gentiles", si bien ellos no toleran que se les diga que están en un error y se consideran los nuevos profetas de una era mejor, ilusionándose con la idea de su mayor evolución y sintiendo lástima por todos los que son tan "racionales", dogmáticos o tradicionalistas. En resumen: ven el grano de arena en el ojo del que respeta las tradiciones establecidas y no distinguen (cómo iban hacerlo con tamaña protuberancia) la viga en el propio. ¡Basta ya de New-Age!, de espiritualidad a medias, de cursillos "iluminadores" de fin de semana, de que el Ego de un presunto vidente o sanador valga más que el del humilde o el del ignorante. Abrid los ojos y mirar a la India, a Paraguay, a África, a Yugoslavia. Daos cuenta de en qué mundo estáis y de lo que nos queda para el salto evolutivo. Leed más y tomaos menos en serio. No reinventéis a vuestra imagen y semejanza al Dios de los demás, a la espiritualidad de los demás, a los conceptos de karma (¿podría alguno explicar el concepto de modo claro y sin errores?), espíritu, conciencia o pensamiento positivo. Dejad de creer que encendiendo una vela sois magos o que rezando un mantra (sin saber qué puñetas significa eso o para qué es ese mantra en cuestión) sois gurus. Alimentad más el espíritu y menos la tripa. Concedeos la bendición de la humildad de corazón hacia adentro y no de boca hacia afuera. ¿Qué espiritualida es la que comercializa su contenido, la que dice mostrar respeto por toda la tradición y no la sigue ni un paso, la que cree más en la "última visualización" de Perico de los Palotes que en la experiencia de miles de maestros, la que critica el dogmatismo y disciplina religiosos y fanatiza a sus "iluminados"? Vivimos en un tiempo de estrés, de prisas. No podemos destinar más de un fin de semana de nuestro tiempo a aprender a ser almas evolucionadas ni más de diez segundos en la lectura de un clásico. Hoy la santidad se regala en un cursillo o en una tómbola. Bueno. ¡Qué le vamos a hacer!. A lo mejor incluso es verdad. |