EXPERIENCIA DE MOMIFICACIÓN
Por Prof. Germiniano González Díez ( Investigador Culturas Antiguas ) Cuántas veces se ha ido la tarde por las cumbres de las montañas desde aquel 1978. Cuánta ilusión iba dejando en la mente la lectura de aquel libro “El poder mágico de las Pirámides” de los autores Max Toth y Nielsen. Viviendo cerquita del mar, en la ciudad de Alicante, los ojos veían la noche acercarse a la costa navegando sobre las olas oscuras, mientras los pensamientos se iban por el horizonte enredándose en los misterios del antiguo Egipto. ¿Sería verdad que la pirámide de Keops o mejor dicho la Gran Pirámide tenía poderes especiales?¿Era más que un gigante de piedra? La mente se unió a las manos y al poco tiempo, en un cuarto trastero se hospedó la primera pirámide de investigación personal. Con 25 cm. de altura, sobre un soporte de madera, de cristal transparente y unidas todas las partes con pegamento, pronto la pirámide se puso a trabajar. Tenía la orientación indicada, las proporciones aconsejadas y estaba sola, lejos de todo aparato mecánico o eléctrico. Si era verdad que tenía poderes, tenía que demostrarlo. Y comenzó a trabajar sin descanso hasta que al fin le di vacaciones convencido por los resultados. Consiguió de todo: deshidrató manzanas, hígados, corazones, trozos de carne y sangre de animales. Fue un éxito sencillamente porque es así. La pirámide atrae energías, las concentra, las aplica a lo que está dentro y al cabo de un tiempo, aquellos seres o cosas naturales no pudrían, no olían mal, no se descomponían; se conservaban deshidratados. Han pasado más de 20 años y en los albores de este tercer milenio, mi mente ha querido volver a aquella época soñadora. La pirámide ha vuelto a probar su poder. A la sombra de un almendro, sobre un tejado de la perrera, ha demostrado conservar íntegro su antiguo poder. Durante tres largos meses recibió un huevo de gallina de 45 gramos. Otro igual, puesto el mismo día por otra gallina, claro, y con el mismo peso pasó a la carpintería. El resultado no podía ser otro. La estructura piramidal, con las debidas proporciones, tiene poderes, recoge energías que no recogen las demás construcciones y las aplica a los que se someten a ella. El huevo de comparación bajó de 45 gramos a 30, perdió 6 gramos. El huevo de la pirámide bajó de los 45 a los 20 gramos. Los experimentos realizados una y otra vez dan siempre resultado; la prueba parece, pues, científica. Lo puede realizar cualquiera y cuantas veces quiera. No importa el lugar del planeta. ¿Y qué pasaría si el poder de la pirámide lo aplicáramos a los seres humanos? ¿Qué puede ocurrir si uno se sienta durante x tiempo y lo repite durante unos cuantos días? No lo sé pues no he realizado tal prueba, pero esté usted seguro que pueden suceder muchas cosas, posiblemente beneficiosas, pero indiferente no va a salir de ella. Una vez hechas las fotografías que ustedes van a ver, partí ambos huevos para estudiar cómo estaba su interior. Ahí lo tienen: el que estuvo dentro de la pirámide se deshidrató totalmente quedando una masa dura, una concentración seca de proteínas, sales y minerales; ni gota de líquido. El que no estuvo en la pirámide, al abrirlo nos encontramos con lo que uno halla cuando parte un huevo para hacer una tortilla, pues al perder sólo 6 gramos no se notaba la diferencia. Aquí tiene la prueba del poder de la pirámide. El por qué, realmente no lo sé, pues a veces ocurre lo mismo en otras pruebas semejantes. Hay un poder o energía que actúa, pero no siempre igual. Junto a cierta objetividad hay algo desconocido o misterioso que no sé explicar ni parece científico. El fenómeno de la deshidratación y otros que se dan, pero no es como desea o quiere la ciencia. Investiguen ustedes y se darán cuenta que algo se les escapa y lo deja a uno intrigado. Quizás sea mejor así, conocer algo más y seguir ignorando otro poco. |