Reiki para niños
Nina Llinares. Maestra Reiki. Quiromasajista. Cristaloterapeuta. Medico Naturista Colegiada. Mi experiencia con Reiki como practicante y como terapeuta empezó en la década de los noventa. Cuando mi hijo tenía 5 años fue iniciado por mis Maestros en el primer nivel de Reiki. Por supuesto que no recibió grandes explicaciones dada su corta edad; sin embargo él mismo lo había pedido, quizá a fuerza de verme a mí haciéndome autotratamiento (imponiéndome las manos), o también porque siempre que podía lo llevaba a la escuela Reiki cuando yo iba a realizar las prácticas en grupo. Quizás también se debía a que es un Índigo y como cualquier otro niño Índigo, la capacidad sanadora en sus manos era natural y espontánea. Lo impactante para mí fue la forma en la que “organizó” su altar de celebración ante la ceremonia de recibir la iniciación. Nadie le había explicado gran cosa y, sin embargo, llevó para el evento sus cosas más valiosas (su osito de peluche, un cuento en cuya tapa había un pollito, una vela de color azul y un cristal de cuarzo). Durante el ritual de iniciación estuvo “solemne”, en silencio, sentadito muy recto y con los ojos cerrados hasta el final. Mis maestros me permitieron que yo estuviera presente y la serena emoción que viví internamente quedó grabada en mi corazón. Ésta fué la principal razón que me hizo decidirme a dar cursos de Reiki a niños una vez iniciada en la Maestría de Reiki. Cuando empecé a dar estos cursos, hace ya varios años, yo no tenía ni idea de los Niños Índigo; sin embargo, cada vez que organizaba un seminario para niños (de 5 a 14 años) me encontraba, en la mayoría de los casos, con grandes maestros. Era como si algunos de ellos sólo estuvieran recordando y recordándome que lo espiritual y la sanación eran temas que no sólo sabían sino que, además, formaban parte de su naturaleza. Así fué como poco a poco desarrollé un manual creado especialmente para estos cursos a niños. Se puede de decir que fueron los mismos niños quienes me enseñaron a mí como querían ser enseñados y así, grupo tras grupo de Reiki-Niños, voy confirmando su gran potencial para aprender (recordar) y practicar la imposición de manos a través del método de sanación natural llamado Reiki. Ellos, además, valoran mucho esta enseñanza, y su disposición tanto en clase como en el ritual de Iniciación es de respeto, entrega y alegría. En la iniciación están los papás; ellos “actúan” a modo de padrinos ante tal evento y el niño o niña se siente muy especial en tales circunstancias. Después se prepara una merienda y bailamos o contamos cuentos. Nunca les cobro una cantidad de dinero, pero les explico que la vida es un continuo intercambio y que, además, nadie puede aprender nada a cambio de nada. Ellos suelen “pagar” la clase trayéndome dibujos especiales, o algunas monedas de su hucha personal, e incluso algún pastelito que ellos mismos elaboran para compartirlo. (Extracto del Libro de Nina Llinares “Guia Indigo” para terapeutas, padres y educadores).
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