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Una Visión Escalofriante Imprimir E-Mail
Escrito por Administrator   
domingo, 19 de noviembre de 2006

VISIÓN ESCALOFRIANTE

 

Por José Manuel Durán Martínez (  Coordinador SEIP Vizcaya -Investigador  )

Algo raro estaba pasando. El cliente (una señora ya mayor) deseaba hacer preguntas sobre sus hijos y nietos, quería tranquilizarse tras conocer el grato futuro que le aguardaba a todos ellos. Sin embargo, algo no encajaba. Aquella tarde la Vidente no se encontraba como en otras ocasiones. Llevaba más de 15 años echando las Cartas y muy pocas veces se había sentido así. Sabía que algo que no podría controlar ocurriría en breves minutos. No se equivocó.

Primero fue una sacudida. Las imágenes de una cruel escena azotaron salvajemente su mente a modo de ráfagas dolorosas que golpeaban una y otra vez su cabeza. Parecían agujas clavándose en su cerebro. Cada vez escuchaba la voz de la mujer que tenía al lado más y más lejos, como si la señora que estaba echándose las Cartas se fuera alejando a lo largo de un pasillo cada vez más oscuro e insonoro.

 

Fue duro. Duro y desagradable.

La Vidente estaba recibiendo "de alguna parte" una información escalofriante. Las imágenes que violaban la tranquilidad de su estado emocional cobraban con el transcurrir de los minutos mayor intensidad, acoplándose perfectamente a la conciencia de Montse, la "Sensitiva", la cual tras rendirse ante la impotencia que sentía al no poder "detener" tan impactantes imágenes se rindió y recibió nuevas sacudidas, como tortazos invisibles que perturbaban su estado. No podía pararlas. "Aquéllo", fuera lo que fuere, era superior a su resistencia. ¿Por qué estaba ocurriendo? ¿Tenían aquellas imágenes relación con la mujer que había acudido a su casa para echarse las Cartas?. ¿Tal vez eran fragmentos de hechos que aún estaban por producirse o retazos de un pasado remoto?. ¿Quizá lo que Montse estaba recibiendo ocurría en algún lugar en aquellos mismos momentos?.

 

¡¡Escalofriante!! Así eran las imágenes, unas imágenes que llegaban a su cabeza con rapidez, sin sonido alguno. No sabía de dónde venían ni cómo entraban hasta su mente. Los oídos le dolían, sus ojos se nublaban y el corazón galopaba a un ritmo vertiginoso, acariciado por la angustia y el dolor de un sufrimiento que pese a no ser suyo estaba sintiendo en sus propios carnes. Su alma incluso llegó a gritar pidiendo auxilio pero allí estaba, sola, con miedo, impotente y a la espera...

 

El Ataque de los Fragmentos

Ya no escuchaba la voz de la mujer. Sabía que estaba allí, a su lado, junto a la mesa donde hacía ya algunos minutos las cartas de la Baraja Española permanecían quietas, supuestamente mostrando detalles de la vida de la señora. Pero en aquellos momentos eso no era lo importante sino lo que a la velocidad de la luz estaba llegando a la cabeza de la "Sensitiva". Sacudida tras sacudida, entrega tras entrega. Así llegaban las imágenes, unas imágenes que formaban parte de una escena, una escena cruel y salvaje, impropia del Ser Humano pero a la vez desgraciadamente tan común entre el mundo de los mortales. Pero las imágenes no venían solas. No.

Estaban acompañadas de distintos sentimientos y aquellos sentimientos arrugaban el alma de Montse. Sufría, sintió pena, dolor, tristeza e impotencia. Aquellos sentimientos que no eran suyos inundaron la esencia de la Vidente. ¿Qué podía hacer?. Quizá como otras veces esperar a que pasaran y después preguntarse por qué ella y para qué. Sabía que nunca obtendría respuesta, conocía lo absurdo de formularse estos interrogantes. En otras ocasiones le había ocurrido pero aquella tarde en especial quizá las imágenes fueron más intensas, tal vez por la carga emotiva que las acompañaba y que como parásitos buscaban a Montse para introducirse en cada poro de su piel.

 

Desagradables sensaciones

Aquellas imágenes formaban parte de una escena que con gran celeridad se iban formando dentro del cerebro de la Sensitiva, una escena con dramático sentido. Montse al conocerla se fue horrorizando mientras sentimientos ajenos formaron parte de ella durante algunos minutos.

Sintió rabia y excitación. Padeció una angustia como jamás había sentido. Y murió. Por unos breves segundos murió. Después llegó la calma.

 

Las imágenes desaparecieron con la misma rapidez con la que "de alguna parte" habían surgido. Los sentimientos se marchitaron y poco a poco el ritmo del corazón de Montse volvió a latir con relativa normalidad. La voz de la señora regresaba de la lejanía para ser escuchada ahora con total claridad. La escena ya había pasado. Ya no había sacudidas ni golpes en su cerebro. Ahora todo estaba en calma..., aunque quizá precisamente a partir de aquellos momentos quedaba lo que sin duda es lo peor: Los recuerdos de la Vidente.

 

Montse todavía estaba digiriendo la escena de la que, como una marioneta, acababa de ser testigo. Por alguna extraña razón supuso que la señora que tenía a su lado estaba relacionado con la escalofriante visión y con un hilo de voz le contó lo ocurrido. La mujer abrió la boca expresando su sorpresa y sus ojos se abrieron como platos, no dando crédito a lo que ahora estaba escuchando. Montse una vez más se sorprendió y a los pocos minutos la mujer se marchó a su domicilio satisfecha de los resultados obtenidos en la consulta pero a su vez sorprendida por lo que al final había escuchado. ¿Cómo era posible que la "Sensitiva" conociera unos hechos que habían ocurrido hacía más de 30 años?. Nadie tiene explicación pero..., así había sido. La Vidente había recibido una información espeluznante. Había sido testigo de unos dramáticos sucesos acaecidos hacía ya mucho tiempo. ¿Por qué?. Y aquéllos tuvieron lugar en la realidad.

 

La Visión

Por la noche Montse, quizá algo más tranquila, decidió ducharse. El agua caía sobre su cabeza con violencia, humedeciendo sus bellos cabellos negros y recorriendo su cuerpo hasta alejarse de sus pies desnudos. Fue en ese momento cuando ella quiso recordar con tristeza lo que por la tarde había visto y sentido. Probablemente sus ojos permitieron que, por breves segundos, escaparan algunas lágrimas para esconderse entre las gotas de agua. Inclinó su cabeza hacia arriba y en silencio suplicó una explicación pero ésta no llegaba y con resignación decidió cerrar el grifo y coger una toalla para secar su cuerpo. La escena aún seguía muy presente en sus recuerdos y difícilmente podría olvidarla...

 

Por algún extraño guiño del Destino Montse pudo conocer lo que hacía tres décadas había ocurrido a varios kilómetros de distancia. Había observado un extraño paraje cercano a un pantano donde una niña con vestido blanco y flores rojas jugaba con una pelota. La pequeña apenas tendría 10 años, rubia, de cabello largo. Estaba feliz pero de repente aquella felicidad se transformó en terror cuando hizo acto de presencia un hombre vestido con pantalones vaqueros y camisa blanca que cojeaba de un pie. Cogió a la niña con fuerza y la tiró al suelo. La violó. La pequeña lloraba y pedía auxilio pero nadie la escuchaba. Después el hombre la mató y se alejó de allí relajado y satisfecho. Nunca lo atraparon...

Montse cerró los ojos. Aún recordaba como su propia alma había sentido el mismo sufrimiento de la niña, la vejación a la que había sido salvajemente sometida e incluso llegó a notar lo que el asesino estaba sintiendo en esos mismos momentos. Una mezcla emocional terrible y que golpeó a la Vidente con dureza. ¿Por qué? ¿Para qué?.

 

La Verdad

Aquel crimen ocurrió realmente. Montse consiguió descubrir que hacia poco más de 30 años se había encontrado el cuerpo de una pequeña niña rubia y de largo cabello, vestida con un traje blanco lleno de flores rojas en un escenario similar al que ella había visto en la escalofriante visión. La niña había sido violada. Nunca se encontró culpable alguno y Montse aún recuerda con dolor que durante la dramática visión ella sí llegó a ver al asesino. ¿Coincidía también en la realidad?.

Montse a día de hoy se pregunta ¿Todo esto para qué?. ¿Por qué?. Para el primer interrogante no hay respuesta lógica aunque para el segundo evidentemente sí. La niña asesinada fue amiga de la infancia de la señora que había acudido aquella tarde a su casa para echarse las Cartas

Modificado el ( jueves, 14 de diciembre de 2006 )
 
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