Defendámonos de la Vida
Escrito por Administrator   
domingo, 19 de noviembre de 2006


DEFENDÁMONOS DE LA VIDA

Por : Manuel Capella


- TÉCNICAS PARA LUCHAR CONTRA LOS MOMENTOS DUROS-

La vida es bella, pero no siempre fácil. Junto a las alegrías que nos depara -en mayor o menor medida y según a cada cual- también nos confiere, problemas, disgustos, dificultades, esfuerzos, desilusiones, sinsabores, penalidades... Todo ello nos acarreará, momentos de confusión y de desaliento; nos arrastrará a sufrir y sentirnos desgraciados. No obstante, siempre hemos creído que tras una etapa de crisis, podemos salir fortalecidos, e incluso que éstas, en ocasiones, nos ayudan a evolucionar y desarrollar una vida mejor. Recordemos aquello de "la experiencia es buena, si no se compra demasiado cara". Pero es evidente, que nadie que se siente dichoso dentro de una determinada situación, intenta un cambio en su vida. Sólo cuando las cosas empiezan a irnos mal, cuando sufrimos reveses graves en importantes esferas de nuestra vida, o cuando las circunstancias se nos hacen intolerablemente difíciles, tediosas o caóticas, empezamos a pensar seriamente en introducir cambios.
Pero dejando al margen tan hondas reflexiones, creo que todos coincidiremos, en que cuando no podemos cambiar las circunstancias que nos rodean, debemos variar nuestra forma de afrontarlas. Además, incluso quien sabe, si con un cambio de actitud o postura, a veces también conseguimos evitarlas o amortiguarlas. Sea como fuere, para ello, existen determinadas técnicas y procedimientos, que nos pueden ayudar a "defendernos de la vida" a protegernos de su lado feo, que sin duda, también lo tiene.
El ser humano ya dispone de unos automatismos defensivos en nuestra psique, que mecánicamente se ponen en funcionamiento. Por ejemplo, la ansiedad, algo tan común en nuestros días, es una respuesta ante situaciones de temor. Este puede ser consciente o inconsciente, no importa, pero temor al fin y al cabo. Por ello, reaccionamos con ansiedad, frente a situaciones que nos provocan pánico o miedo. La ansiedad es una emoción que sentimos todos los seres humanos, aunque en determinados casos, se convierta en un trastorno que requiere tratamiento.
El estrés es también otro de los males de nuestro tiempo. El estrés es causado por el instinto del cuerpo de protegerse a sí mismo. Este instinto es bueno en emergencias y ante situaciones de peligro. Pero cuando se convierte en cotidiano, al igual que la ansiedad, puede causar alteraciones físicas y psíquicas. Acumulado en el tiempo, el estrés negativo puede deprimir, enfermar e incluso matar.
Pero decíamos, que existen determinados sistemas y procedimientos, que pueden ayudarnos a reducir el estrés, la ansiedad y mejorar el nivel de salud y la eficacia personal; y también a protegernos de los momentos vivenciales difíciles. Están técnicas son muy diversas, pero todas ellas tratan de generar recursos dirigidos a acceder a nuestro subconsciente. Recordemos que en nuestro subconsciente existe una fuerza tremendamente poderosa, que nos ayuda a infinidad de cosas, algunas que ni podemos imaginar. Una fuerza que pondría a dura prueba el saber reunido de todos los químicos y laboratorios de la tierra. Nuestro subconsciente estableció el crecimiento de nuestro cuerpo y lo va construyendo desde la infancia hasta la muerte. Lo repara, lo opera; tiene un poder prácticamente ilimitado, no sólo para proporcionarnos y mantenernos en un buen estado de salud, sino para orientarnos en cada instante de duda. La nutrición, la eliminación, todas las secreciones y excreciones, la función de nuestro corazón, de los pulmones, la vida de todas las células, sus transformaciones y evoluciones, todas estas funciones están bajo el control total de nuestro subconsciente.
Este sabio interior que todos llevamos dentro, puede ver sin ojos y percibir por intuición. Tiene el poder de comunicarse con los demás sin la ayuda de la palabra. Nos revela cosas de las cuales nuestro consciente no tiene la más mínima idea. Se da cuenta de cosas que no son visibles al ojo normal. Nos advierte de la proximidad de un peligro. Soluciona cuestiones vitales importantes, mientras dormimos. Aprueba y desaprueba (a veces para desazón nuestra) una línea de conducta que hemos adoptado. Cura nuestro cuerpo y nos mantiene en buen estado de salud, si le animamos en ese sentido. ¿Y porqué no? Nos informa de otras realidades, nos comunica con otras dimensiones y conoce las respuestas de casi todas las cosas. ¿Nos parece poco?.

Pues esa fuerza todopoderosa, actúa por y para nosotros. La ignorancia de este poder quizá sea la causa de todos nuestros fracasos, porque si lo utilizamos, es evidente que es un formidable amigo, al que debemos recurrir en busca de ayuda y orientación. El subconsciente es una especie de ordenador, sólo que en sus principios de base, pues es mucho más completo que el mejor de todos ellos. En el subconsciente están archivadas todas nuestras experiencias e informaciones recibidas desde nuestro nacimiento ( incluso podemos llegar a obtener datos de experiencias prenatales) hasta nuestros días. A él no se le olvida nada de lo que nos ha ocurrido hasta ahora. A veces, esto puede ser negativo, en cuanto a las experiencias más o menos traumáticas que ha sufrido la vida de una persona, pero sin lugar a dudas, bien aprovechado es un aliado poderosísimo en nuestras manos. Sin embargo, el subconsciente es fácilmente manejable. Por ejemplo, está comprobado que si a una persona en estado de hipnosis profunda, le ponemos una moneda de cinco duros en la mano y le decimos que es un clavo ardiendo, a ésta persona le produciremos un quemazón, mejor dicho se lo producirá su subconsciente que así lo ha creído.
Bien, pues partiendo de todo lo anterior, detallamos un procedimiento bastante eficaz para "defendernos" de esos momentos difíciles que todos, sin excepción, debemos de atravesar. Con ello, he podido comprobar tras algunos años de experiencia, como muchas personas cambiaban sus vidas, eliminando de su personalidad aquellos aspectos indeseados; y generando otros más apetecibles y necesarios, para mejorar su autoimagen y personalidad.


Lo primero que debemos de hacer es entrar en "Estado Alfa" bien mediante un cassette de relajación, bien mediante la concentración en nuestra respiración, bien oyendo música relajante, o a través de cualquier otra técnica que nos ayude a relajar el cuerpo y sobre todo la mente... y así provocar en esta última, el "estado Alfa". Recordemos que el estado Alfa consiste en desarrollar una actividad cerebral con una frecuencia de entre 7 y 14 "ercios" por segundo. La respiración nos ayuda bastante a ello. Debemos respirar visualizando el aire, enfocando conscientemente la atención al mismo tiempo que inhalamos profundamente durante unos cinco segundos imaginando como la respiración fluye. Luego exhalamos durante otros cinco segundos visualizando que la respiración fluye a través del plexo solar. Es muy aconsejable que visualicemos el aire que inhalamos de un color que nos sea agradable -generalmente, se suele utilizar el azul, el verde, o incluso el blanco- . Por otro lado, el aire que expulsamos lo podemos imaginar de color gris o negruzco. Con ello, queremos inducir dentro de nuestro subconsciente la idea de que dicho aire, se lleva con él, nuestras preocupaciones, nuestros problemas, nuestras enfermedades...
Posteriormente podemos recurrir a generar pensamientos positivos y relajantes. Esto de los pensamientos positivos, parece un tópico, pero es algo evidente. Aquí la diversidad de contenidos es infinita. Como decíamos al comienzo, cada cual debe escoger aquellas escenas que le reporten bienestar, calma, serenidad, ilusión para vivir, etc etc. No obstante, existen técnicas "comunes" que a nivel terapéutico se suelen utilizar bastante... como por ejemplo, imaginar estar flotando en una nube que recorre un cielo azul... o hallarnos paseando por una playa paradisiáca cuyas olas bañan nuestros pies... o para quienes prefieren el campo, nos visualizamos tendidos sobre la hierba verde de un frondoso y encantador bosque. Cualquier técnica es buena y válida para relajar nuestro espíritu. Cualquier cosa que visualicemos nos ayudará, sean verdes valles,... fantásticos y multicolores jardines salpicados con exóticas y aromáticas flores,... un lugar de dulces amaneceres... o pintorescos atardeceres... o paraísos de ensueño donde también podemos incorporar, en medio de todo ello ¿por qué no? una adorable princesa -o príncipe según los casos- ... Como se ve, todo es válido para serenar nuestra alma por unos instantes.


Una vez que nuestro subconsciente se encuentra más receptivo, nos hallamos más cerca de esa "fuerza todopoderosa", de la que antes hablábamos.... nuestro amigo "el sabio" ya se encuentra más cercano. Entonces, ya podemos empezar el ejercicio de la "Visualización". Debemos escoger aquellas imágenes que creamos más apropiadas para cambiar nuestra personalidad. Porque se tratará de reflexiones individuales, adaptadas a nuestros problemas y deseos. Hay muchas técnicas que nos pueden favorecer a desarrollar el ejercicio. Una de ellas, es visualizar una pantalla delante de nosotros, al igual que si estuviéramos en un cine. También nos puede servir el imaginar un espejo e incluso las aguas trasparentes de un lago, donde podamos reflejarnos. No importa, cada cual debe escoger aquello con lo que mejor se identifique. Entonces proyectamos allí, la imagen que hemos escogido.
Debemos representar las cosas, no como ellas son, sino como podrían ser. Hacerlas reales, vivas , interesantes. Creer en lo que visualizamos, utilizar la imaginación para hacer una "creación". Sabemos que nuestro subconsciente trabaja de forma automática, pero a nuestro amigo "el sabio interior" no le podemos engañar. Si no estamos convencidos, de que realmente visualizamos aquello en lo que creemos, nuestro "sabio interior" lo detecta automáticamente. Hay que aportar al ejercicio, fe. Y la fe significa, no que creemos en "algo", sino que estamos convencidos de "algo". Por consiguiente debemos utilizar nuestra imaginación, pero no de forma mecánica y sin convicción. Posteriormente, vamos trazando la imagen de nuestros deseos más elevados, imaginándolos, soñando despiertos, tan intensamente, tan limpiamente que creeremos verdaderamente ser portadores de ellos. A partir de ese momento, estamos transmitiendo una convicción a nuestro subconsciente. Puede tardar mucho tiempo en realizarse, pero lo más importante, estará hecho, porque habremos creado un modelo. El subconsciente sabe más que todos los libros juntos, que todos los colegios y todas las bibliotecas del mundo entero. Nuestro "sabio amigo interno" desarrollará los mecanismos necesarios para que aquello que hemos visualizado, se convierta en realidad.
En este estado, podemos tener conciencia si hay alternativa mejor y más eficaz, para erradicar aquello que nos inquieta y queremos modificar. Es decir, hacer consciente la respuesta inconsciente que buscábamos. En bastantes ocasiones, los problemas vienen provocados por relaciones interpersonales difíciles. En este caso, debemos valorar hasta que punto nos es posible huir de ellas. A veces, ciertamente no podemos. Pero otras, si. Entonces, recordemos aquello que decíamos anteriormente: "A veces las crisis sirven para dar un giro a nuestras vidas". Pues de lo contrario, los problemas siempre permanecerán junto a nosotros.


Sólo hay dos formas de afrontar las situaciones tensas. Cambiarlas (frecuentemente no se puede) o cambiar la forma de verlas. Debemos acostumbrarnos a buscar lo mejor de las personas y de las situaciones. Comprobaremos que un enfoque sencillo de las situaciones -no simple- conduce a la calma, al optimismo y a la seguridad.
En definitiva, que cada uno debemos hacer mentalmente lo más adecuado para ser felices. Porque nadie -aunque a veces, creamos lo contrario- puede ayudarnos más a ello, que nosotros mismos. Nadie puede protegernos más y mejor, que ese sabio interior que llevamos dentro. Y es él, con toda seguridad el mejor - y a veces el único- protector del que podemos esperar ayuda. El mejor -y a veces único- amigo con el que podemos contar para "defendernos" de la Vida.


M. C.

Modificado el ( jueves, 14 de diciembre de 2006 )