El Papa .- Profecías ( Parte II)
Escrito por Administrator   
domingo, 19 de noviembre de 2006

EL PAPA DE LAS PROFECÍAS (Parte II)


Por Antonio García Sancho

Vimos en el artículo anterior que Nostradamus no se ocupó en absoluto (al menos a nuestro modo de ver) de decirnos quién sería el sucesor de Juan Pablo II. De hecho, no se interesó lo más mínimo por un Papa que fue autor de 14 encíclicas, sufrió un atentado y perdonó a su agresor, se entrevistó con el Dalai Lama y el patriarca ortodoxo de Constantinople Dimitri I, visitó por vez primera para un pontífice católico la sinagoga de Roma, realizó varias vueltas al mundo con sus viajes, visitando entre otros muchos más lugares, África, Rusia y Cuba, ostentó el cargo durante 26 años –lo cual le convierte en el tercer reinado más longevo de un pontífice incluyendo el de San Pedro-, fue el primer Papa no italiano en 500 años, apartó de la iglesia a Monseñor Lefévre, condenó y logró silenciar los gritos de la Teología de la Liberación, traicionó el espíritu de un Concilio, ordenó un Nuevo Catecismo, quiso convocar otro Concilio que nunca fue y, en definitiva, protagonizó tantos episodios extraños para el común de los Papas que resulta difícil pensar que un vidente que se precie no hubiera hecho la más mínima referencia a ello. Sin embargo, así parece que ocurrió en el caso de Michelle de Nostredame.

El Papa Juan

Diferente suerte corrió Juan Pablo II en las profecías de otro pontífice, Juan XXIII, que hizo alusión a él en una visión de la que es indudable que se habla del polaco:

La Madre olvida su corazón latino. Más tarde será el Padre inesperado, hijo de las aguas y de los campos. Y hallará en los escritos del Padre muerto el designio de colocar a los pastores y hablar al rebaño. A la Madre le costará mantenerse con vida, pero vencerá las tentaciones y el orgullo de la victoria terrena. Luchará contra el Padre que, hermano entre hermanos, verá enrojecerse su túnica blanca. Tú que vienes de la niebla, serás herido. Morirá lejos de los pastores antes de llamarles a su lado.

La Madre es, evidentemente, la Madre Iglesia, que nombra un Papa no italiano de origen humilde. Las disputas en el seno de la Iglesia parecen poner a la Iglesia, en el sentir del profeta, al borde de su desaparición, pero saldrá a flote. El Papa, venido del Este (la niebla) será herido y morirá antes de llamar a un nuevo Concilio, aunque no entendemos muy bien que lo haga “lejos de los pastores”, por cuanto falleció en sus habitaciones vaticanas.
No es muy probable que fuera el mismo Juan XXIII el que realizara estas profecías y es mucho más seguro que se le atribuyeran para venderlas mejor. Si somos mínimamente críticos, nos resultará extraño que tales augurios fueran fruto de un repentino trance de Angelo Roncalli en 1935, cuando era arzobispo de Mesembria –hasta aquí todo verosímil-, provocado por un ritual de iniciación Rosacruz. Alguien, según se nos relata la historia que acompañaba al texto de las profecías, tomó nota de cuanto salió por boca del arzobispo, luego nombrado Papa, adoptando el nombre de Juan. Las profecías del Papa Giovanni se publicaron en 1976, cuando Wojtyla era aún cardenal. Ciertamente, fuera quien fuera su artífice, aparenta vislumbrar efectivamente el futuro, con algunos aciertos increíblemente detallados, pero también con errores fáciles de advertir.
La profecía auguraba un Papa no italiano, probablemente de zonas frías, que sería herido y en cuyo gobierno habría una división notable de la Iglesia. Desde 1523 no había habido un Papa no italiano y, mucho menos, procedente de tierras polacas. La fórmula “morirá lejos de los pastores, antes de llamarles a su lado”, la emplea el presunto Juan XXIII también para referirse a su propia muerte.

Paravicini

Sobre la Iglesia y su tambaleante destino se ocupó, también, el argentino Benjamín Solari Paravicini. Paravicini, considerado por algunos como el gran vidente del pasado siglo, entraba en trance y dibujaba unos trazos a veces más claros que otras, acompañados de un breve y oscuro texto. Entre ellos, existe uno, de 1938, en el que se ve claramente un hombre vestido con traje papal y bonete, al que acompaña este texto:

“El Papado tendrá nuevas normas. Lo malo de ayer dejará de serlo. La misa será protestante sin serlo y los protestantes serán católicos sin serlo. El Papa se alejará del Vaticano en viajes y llegará a América, en tanto la humanidad caerá”. En el extremos superior izquierdo (izquierda del llector), acompaña al dibujo y al texto el dibujo de una bola oscura junto a la palabra “cataclismo”, separado del resto por una línea curva.
Independientemente de que Paravicini creyerá o no que se subvertirían los valores católicos y protestantes (a nuestro modo de ver no se ha producido el vaticinio), podríamos creer acertada la parte en la que augura la llegada de un Papa viajero que llegará a América (Argentina, Brasil, Cuba, México y muchos otros países fueron visitados por Juan Pablo II). Si queremos que todo encaje, la parte referida a “Cataclismo” podríamos entenderla como el importante terremoto del Índico o incluso atribuirlo al atentado si entendemos “cataclismo” como “suceso terrible”. Opciones no faltarán a nuestra imaginación. Podría incluso ser una metáfora de esa subversión de ideas. No obstante, por lo que sé, la humanidad no ha caído hasta la fecha. ¿se refiere Paravicini, entonces, a un periodo aún por venir? ¿o es otra profecía errada?

Como vemos, la dificultad mayor para asociar una profecía, real o fallida, tanto da, al nuevo Papa que votará el cónclave cardenalicio a partir del día 18 es, sin duda, la falta de fecha exacta de las profecías existentes. Al faltar esta fecha, los más optimistas creyentes en las profecías y los profetas pueden, aún, confiar en que el vidente se refiere a hechos por suceder. Pero si existe una profecía que se refiera claramente al Papado y que, a la vez, no pueda dudarse en absoluto de en qué fecha ha de producirse cada vaticinio es, sin duda, la profecía de los Papas de San Malaquías.
La “profecía de los Papas” de San Malaquías consiste en un listado de lemas de 112 pontífices que se inician en Celestino II, elegido en 1130 y llega, supuestamente, hasta el fin del papado o, tal vez, hasta el fin de los tiempos.
La popularidad y las características particulares de esta profecía merecen ser consideradas en una tercera y última entrega de este artículo.

Modificado el ( jueves, 14 de diciembre de 2006 )