Introducción:
Han pasado 40 años desde que desapareció el curandero más célebre de los habidos en tierras andaluzas.
Sin embargo, los prodigios achacados a éste santo han perdurado hasta nuestros días, aumentando en número con el paso de las décadas. Su sepultura se ha convertido en un centro de peregrinación al que cada año acuden miles de creyentes ansiosos por observar milagros atribuidos a la figura de Custodio. Y ya de paso, para ser también partícipes de los mismos.
Hay lugares que por distintos motivos, marcan de tal manera a los visitantes, que podíamos asegurar que todos regresan a ellos. Uno de ellos es la Hoya del Salobral, una pequeña pedanía perdida entre las sierras y pertenecientes al municipio de Noalejo (Jaén), donde nació un místico cuya biografía está repleta de acontecimientos extraordinarios.
Cuando nos adentramos en los parajes inhóspitos y áridos de la sierra de Jaén, parece que el tiempo se detiene, que se regresa a esa oscura y lejana historia donde las creencias y la fe de un pueblo en un simple hombre chocaban de frente con la fe de y el poder de la religión predominante.
Después de varios kilómetros recorridos por la N-323 divisamos el desvío de Noalejo, nos introducimos en un pueblo bonito, blanco, pero con la sensación de que está deshabitado. Nos damos cuenta que es festivo y llegamos a la plaza del pueblo con la iglesia en extremo, los niños y no tan niños juegan con los regalos de la noche de Reyes como en todos los pueblos y ciudades Españolas. Preguntamos por la ubicación del cementerio, indicándonos amablemente que está a pocos kilómetros del centro del pueblo, "seguro que vienen a ver al Custodio", oímos en la lejanía.
El primer susto viene al llegar al cementerio, parece que la puerta está cerrada y son cerca de las 2 de la tarde, pero no, la puerta siempre está abierta para que los fieles puedan entrar y venerar a su "santo". Debido a las horas intempestivas estamos solos en el camposanto, podemos ver la tremenda muestra de fe de los vecinos del pueblo, decenas de ramos de flores, fotos, cirios, velas y demás amuletos se amontonan en una verja blanca que cubre el sepulcro de Custodio. Según una vieja tradición, tumbándose en el suelo con la cabeza en línea recta con el sepulcro del santo y poniendo las manos pegadas al suelo, cerrando los ojos y esperando unos minutos, se le puede ver y escuchar, incluso ha llegado a curar a alguna persona por éste procedimiento, también se ha visto levitar a algún niño a escasos centímetros del suelo.
Después de varias fotos y alguna que otra petición por nuestra salud decidimos salir del. En la puerta aparecen tres furgonetas repletas de devotos y devotas, tanto personas mayores como adolescentes y niños ya que la fe no entiende de edad, que rápidamente se inclinan ante el santo y proceden a rezar y hacer peticiones, parece claro que la devoción por Custodio se ha hecho más fuerte con el paso de los años.
Nada más salir del cementerio hacia las afueras del pueblo nace una carretera que nos llevará directamente a la casa donde nació. Durante aproximadamente 20 kilómetros de escarpada ascensión, con subidas y bajadas, piedras en el camino y alguna que otra oveja desviada que toma el sol en el arcén, llegamos a una pequeña ermitilla que nos indica que debemos coger la bifurcación de la izquierda, más escarpada y en peores condiciones (casi imposible) que la anterior que nos conduce al último cruce, uno llega a Hoya del Salobral y la otra a la ermita que en vida ordenó construir Ángel Custodio.
La Hoya es una pequeña pedanía que cuenta con 30 o 40 vecinos, en la plaza los vecinos han construido una fuentecilla dándole las gracias por la ayuda recibida durante tantos años y con la intención de que no se olvide su memoria. A la parte izquierda se encuentra la casa donde vivió y murió el santo Custodio, se cuenta que las monedas se quedan pegadas a la madera del marco de la puerta donde dormía el santo. Se oye y se nota como alguien se sentara en el sillón donde se colocaba para sanar a todo el que llegaba a su casa y que desde entonces nadie ha utilizado. Muchos visitantes indican que el típico olor de la casa les acompaña durante kilómetros posteriores e incluso días. La casa está llena de flores, cirios, fotos, incluso en mayor cantidad que en el cementerio, en el ambiente se juntan todos esos olores haciendo una amalgama de sensaciones muy extraña. En la casa vive actualmente su hijo, no permite el paso de grabadoras ni cámaras fotográficas, no obtuvo el don de sanar ya que según palabras suyas eso "eran cosas de su padre", aunque algunos vecinos dicen que sí que lo tiene...
Una vez visitada la casa emprendemos la ascensión a la ermita que ordenó construir, también cuentan las voces populares que en este cerro se ven luces extrañas y ha habido curaciones increíbles, es según los lugareños un "lugar mágico".
Después de revivir estos años de peregrinaje, curación e intento de acallar la voz popular volvemos por el mismo camino preguntándonos como pudieron las miles de personas pasar por estas carretas tan escarpadas y en tal malas condiciones, si duda su fe en la curación debió de ser muy grande para aguantar este terrorífico viaje, pensemos que hace unos años las carreteras no estaban ni asfaltadas con lo que ello podría suponer.
Volviendo al pueblo llegamos a la casa de una curandera cuyo nombre omitimos por deseo suyo que nos contó algunas de las creencias aquí relatadas. La casa de esta mujer es de una devoción conmovedora. Posee miles de fotos de curanderos, santos, vírgenes, Cristos y sobre todo del santo custodio. Allí pudimos retratar una foto inédita del custodio de cuerpo entero que hasta ese momento no habíamos visto.
Tras visitar los lugares donde vivió y realizó sus supuestos milagros este singular personaje, vamos a hacer un poco de historia:
En 1885 nació Ángel Custodio Pérez Aranda, quizás el curandero más conocido de su época, su fama rebasaría los límites de su provincia e incluso de España, llegando a algunos puntos de Europa los prodigios que llevó a cabo durante su vida. En aquellos años la medicina oficial casi no existía para los pueblos de la sierra jienense y muchos de los vecinos encontraban la solución a sus dolencias en los sanadores, que como él, intentaban ayudar a toda persona que les visitase.
Su historia:
Custodio recibió la denominada "gracia" de "santo" Luisico Aceituno, allá por 1911. A la edad de 26 años fue cuando cambió su vida, cuentan las leyendas populares que tuvo una revelación divina, más concretamente de la Virgen, que le indicaba que su hija de 4 años íba a fallecer y que la dejara sóla en el hogar, al regresar a su casa Ángel Custodio se encontró con la casa en llamas, su hija, en efecto, había muerto.
Tras este macabro suceso la misma aparición le indicó que tenía que ejercer de médico de Diós, sanando tanto física como espiritualmente a todo aquel semejante que fuera a verle, tras las primera sanaciones comenzaron las peregrinaciones, que en la actualidad aún se realizan a pesar del tiempo transcurrido. Curaba a través de masajes, simples contactos, a través de la saliva e incluso soplando, lo único que pedía al enfermo era fe.
Como sucedió con otros fenómenos extraños de épocas anteriores pronto vieron las autoridades civiles y sobre todo eclesiásticas que el tema se les escapaba de sus manos, ya eran miles las personas que diariamente acudían a su casa. Los poderes fácticos consiguieron con la ayuda de la denuncia de algún médico que fuera encarcelado durante la guerra civil. Sobre su detención corre una leyenda curiosa, cuenta la voz popular que a su casa llegaron una pareja de guardias civiles para conducirlo a dependiencias policiales, tomaron asiento en un par de sillas esperando que Custodio se aseara ya que acaba de llegar de las tareas del campo, cuando les indicó que estaba listo la pareja de la benemérita no pudo levantarse de la silla, les era completamente imposible, cuando por fin desistieron de su intención de detenerlo pudieron levantarse y salir corriendo del lugar. Esta curiosa historia la hemos recogido en varios puntos de España, incluso de personas que vivieron en la misma época y conocieron la figura de Ángel Custodio.
Finalmente fue encarcelado durando su estancia poco tiempo, de esta época también existen relatos curiosos, los carcelereos aseguran que en su presencia los cerrojos y candados se abrían sólos dejando la puerta del santo abierta ante la perplejidad de los funcionarios. Sucedía esto todos los días, por la noche eran cerrados con llave y a la mañana siguiente estaban abiertos o por tierra, como si una fuerza mágica increíble les indicara que ese hombre a pesar de estar entre rejas era libre.
Tras su excarcelamiento siguió el peregrinaje de fieles de todos los puntos de España e incluso del extranjero en busca de una sanación a sus dolencias, podemos deducir incluso de testimonios recogidos durante nuestro viaje que Custodio tenía la capacidad de la videncia, sabía cosas que íban a suceder, habían sucedido o incluso estaban sucediendo en ese momento en lugares muy alejados, ordenó construir una ermita en lugar casi inaccesible asegurando que "algún día llegarán los coches hasta aquí", hoy ciertamente podemos llegar hasta ella a través de una carretera de mala calidad, realmente acertó.
El 15 de agosto de 1961, las calles de la población se llenaron de fieles, que llegaron desde los puntos más lejanos de nuestra geografía para rendir un último homenaje a Ángel Custodio. De las fotografías que los reporteros gráficos tomaron a lo largo de la procesión, nadie ha podido mostrar ni una sola, pues existe la convicción de que todas se velaron. Cierto o no, la realidad es que la prensa ocultó la magna peregrinación y la iglesia hizo referencia a un hombre "de religión sencilla, que no santo ni milagroso".
Durante años la entrada al cementerio estuvo custodiada por una pareja de la guardia civil no permitiendo el paso al sepulcro, pero un buen día este número desapareció, sabiéndose después que un hijo de un alto mando de la guardia civil y que estaba paralítico había sido sanado por el santo, motivo por el cual se permitió el acceso al recinto sagrado.
Muchos de sus vecinos no creían en su fama de milagrero y él les dijo: "Después de muerto, creeréis en mí". Hecho bien cierto, no hay nadie en la comarca que no crea en este santo o que tenga algún vecino, conocido o familiar sanado por Custodio.
Hay casos como el de Daniela Aceituno diagnosticada de cáncer muy avanzado no dándole más de tres días de vida, como último recurso acudió al santo, sanando en pocos días y estando después de 7 meses perfectamente, incluso ganó 17 kilos de peso. Y eso que sólo tenía tres días de vida.
Diagnóstico erróneo o milagro, siempre nos quedaremos con la incógnita, pero de algo no hay duda, cuando tantas personas creen y tienen fe en algo y acuden con devoción, al final siempre se produce algo extraño e imposible de explicar, quizá por autosugestión o sugestión colectiva, pero hoy en día no podemos explicarlos, simplemente extrañarnos y los que tenemos la suerte, viajar a los lugares donde se producen y buscar explicaciones.